Un pequeño balneario situado entre Créances y Gouville-sur-Mer, en la costa de Normandía, Pirou es tan encantador como su nombre. Llena de autenticidad, esta ciudad volcada al turismo esconde tesoros insospechados, desde un impresionante patrimonio natural hasta su marcado patrimonio arquitectónico que no dejará de sorprender a los amantes de las piedras antiguas.
A lo largo del Canal de la Mancha, a unos cuarenta kilómetros de Saint-Lô, Pirou es el destino perfecto para las vacaciones familiares. Lo que llama la atención al llegar a la comuna de Pirou es su arquitectura. Rica, marcada por siglos de historia, revela a sus curiosos visitantes toda una serie de lugares maravillosos por descubrir, empezando por su castillo. Registrado en el inventario de Monumentos Históricos, este fuerte del siglo XII, el más antiguo de toda Normandía, se encuentra en una pequeña isla rodeada por un estanque. Sin duda, esta fortaleza medieval merece el desvío por el esplendor de sus marcos, sus techos, sus tapices, sus tejados y sus decoraciones. Rodeado por un recinto y un foso, el castillo cuenta con una panadería, una prensa de vino, tres puertas fortificadas, senderos y una capilla que podrá descubrir durante su visita. Además, desde lo alto de la torre cuadrada, te espera un increíble panorama de los alrededores y del mar. Nótese también que el lugar, un antiguo sitio vikingo, está rodeado de leyendas, en particular la de los gansos de Pirou: se dice que asediados por los normandos, los habitantes del castillo pidieron ayuda a un encantador, quien, para salvarlos, los transformó en gansos gracias a un encantamiento anotado en su grimorio. Según la misma leyenda, cuando los habitantes se convirtieron en gansos volvieron al año siguiente para leer el conjuro al revés y volver a ser humanos, el castillo se había quemado, al igual que el grimorio, condenándolos a seguir siendo gansos por el resto de sus vidas. Una historia que hoy en día, explicaría la migración anual de gansos salvajes que cruzan todo el Cotentin en marzo. Pero hay otros lugares que merecen una visita en Pirou, como la iglesia de San Martín, del siglo XIII, la capilla de San Miguel, el Molino de las Tortugas y los restos de un molino de viento del siglo XVI.
Pero el principal activo de Pirou es sobre todo su playa. O mejor dicho, sus playas. Bordeadas por dunas, un bosque de pinos y coloridos páramos, las playas de Pirou son definitivamente su más bella atracción. Con impresionantes vistas sobre el Canal de la Mancha, amplios bancos de arena y numerosas instalaciones para toda la familia, son una delicia para grandes y pequeños. Podrás ir a pescar a pie, pero también navegar, hacer kitesurf, remo o surf, así como nadar y burbujear bajo el sol de Normandía. Rodeado por los dos puertos de Geffosses y Saint-Germain-sur-Ay, el litoral de Pirou, de 5 km de longitud, será perfecto para los aficionados al senderismo que podrán, a pie o en bicicleta, descubrir toda la belleza de este rincón de Normandía, conociendo su abundante flora y fauna.