Entre Granville y Avranches, en la bahía de Mont-Saint-Michel, Jullouville es un encantador balneario que le da la bienvenida para unas relajantes vacaciones. Entre el mar, la campiña normanda, la historia y la gastronomía, sus momentos de celebración serán muchos y variados.
Municipio costero del Destino Grandville Terre et Mer, Jullouville le invita sobre todo a disfrutar de su larga playa de arena de 2 kilómetros, supervisada y etiquetada con la Bandera Azul. En el programa: ociosidad, natación y muchas actividades acuáticas. Puedes disfrutar del círculo de vela o de la escuela de kitesurf que ofrece cursos y prácticas. Con zonas muy planas en marea baja, también puedes aprender a surfear o a practicar el free-ride y el free-style en excelentes condiciones. Si busca una actividad más tranquila, pruebe la longe côte, un deporte que consiste en hacer senderismo en el mar, inmerso en los hombros.
Luego descubra el pueblo. Nacida de la fusión de dos municipios, Bouillon y Saint-Michel-les-Loups, Jullouville debe su nombre a Armand Jullouou, quien tuvo la idea, en 1882, de construir una estación a lo largo de la costa. En el corazón de la estación balnearia, disfrute del antiguo Hotel Casino, construido en 1883, y de los caladeros, construcciones de piedra a la orilla del mar que solían pescar peces y mariscos. En el pueblo de Bouillon, vaya a ver la iglesia de San Juan Bautista y el sorprendente manzano que crecía en su campanario, de varios metros de altura. También se puede admirar la casa solariega Rainfray (siglo XVI) y el Château de la Mare (siglo XIX) que sirvió de cuartel general a las fuerzas aliadas durante el desembarco de 1944. A continuación, diríjase a Saint-Michel-les-Loups para visitar la hermosa iglesia del siglo XVI.
En el corazón de Normandía, Jullouville es también un destino ideal para pasear a pie o en bicicleta. Tome el camino de la Aduana, por ejemplo, para admirar los acantilados de Champeaux que, según Eisenhower, son "el kilómetro más bello de Francia". A continuación, diríjase al bosque de Lucerna y, durante su excursión, haga una parada en la Abadía de Lucerna, fundada en 1143. Pero muchos otros itinerarios le esperan! En el camino, piense en hacer unas pausas gourmet para degustar los productos regionales: vieiras, bogavante Chausey, cordero de la dehesa salado, quesos, sidra, calva....