Formada por cuatro regiones culturales con lenguas diferentes, Suiza ofrece sin embargo al visitante una sorprendente sensación de unidad. Tierra de montañas y lagos, valles salvajes y llanuras fértiles, pueblos llenos de flores y ciudades fabulosas, impresiona por su serenidad y belleza paisajística.
Durante su estancia en Suiza, varias ciudades se encuentran entre las paradas obligatorias. Comience por visitar Ginebra, la capital de la paz, y disfrute de su gigantesco chorro de agua de 140 metros, el emblema de la ciudad, la Catedral de San Pedro y el Museo Internacional de la Cruz Roja. A continuación, descubra Zúrich, sede del Museo Nacional Suizo, y su casco antiguo, un remanso de tranquilidad. También puede visitar Basilea por su casco histórico y sus numerosos museos, Lausana por su catedral gótica (siglo XIII) y su castillo de Saint-Maire, y Berna por su casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, su BärenPark y su Kunstmuseum.
Después de estas escapadas urbanas, disfrute del fabuloso entorno natural de la Confederación Helvética. En invierno, descubra las cordilleras y sus sublimes estaciones de esquí. En el Oberland bernés, deslícese por las laderas de Adelboden, Grindelwald, Gstaad o Lenk im Semmental. A continuación, disfrute del magnífico paisaje del cantón de los Grisones en las estaciones de Davos, Silvaplana-Surlej o St Moritz. En el Valais, déjese seducir por los 46 picos de más de 4.000 metros de altitud, a cuyos pies se encuentran los pueblos de Crans Montana, Nendaz, Ovronnaz, Saas Fee... Cerca del Cervino, desvíese hacia el gran dominio esquiable de Zermatt con su impresionante parque de nieve.
En verano, estas estaciones de esquí invitan a practicar otras actividades como el senderismo, la bicicleta de montaña, la vía ferrata... Pero también se puede ir en bicicleta por los 12.000 kilómetros de senderos señalizados del país o caminar por los senderos del Parque Nacional Suizo para observar íbices, rebecos y marmotas. Aproveche también el buen tiempo para visitar lugares notables: el dominio conventual de Saint-Gall, los castillos de Bellinzona, los viñedos en terrazas de Lavaux, la línea ferroviaria rética Albula-Bernina... Por último, en todas las épocas del año, regálese unas escapadas gastronómicas para saborear las especialidades locales: embutido de Vaud, carne de los Grisones, fondue, raclette, röstis, quesos, tarta de nueces, chocolates...